miércoles, 21 de diciembre de 2016

Árbol de Haikus Navidad 2016

Buenas fiestas para todos, amigos. Con este árbol de Haikus os deseo de corazón que derrochéis salud para vivir, ilusión que compartir y sueños por alcanzar.
¡¡¡Feliz Navidad y un próspero 2017!!!

lunes, 19 de diciembre de 2016

Tarjeta Felicitación juevera, Navidad 2016

Un año más, Mónica, desde su blog Neogeminis, ha diseñado una tarjeta para felicitar y felicitarnos las fiestas de Navidad entre todos los jueveros y al resto de amigos.
Como siempre, es un trabajo precioso y un enorme placer compartirlo.
¡FELICES FIESTAS A TODOS!







 


LISTA DE PARTICIPANTES

4 Juan López Trujillo http://juanltrujillo.blogspot.com
5 Francisco Quevedo López http://worldquolophotos.blogspot.com
6 Javier Simbad (Rodolfo) http://javierazul2.blogspot.com
9 Juan Carlos Celorio http://jwancarlos.blogspot.com
10 Juan Manuel Aragón https://juanaragon.blogspot.com.ar
11 Leonor Montañes Beltran http://playadelcastillo.blogspot.com
13 Finita López Santos http://tuhablayoteamo.blogspot.com
14 Charo Cortés http://charocort.blogspot.com
17 José Vicente García Torrijos http://sobremicolina.blogspot.com
21 María Jiménez Galeote http://marujajimenez.blogspot.com
24 Dorotea Fulde Benke http://doroteafuldebenke.blogspot.com
26 María José Moreno https://blogdemjmoreno.blogspot.com
28 Eglis Torres http://soypks.blogspot.com
29 Pedro Ojeda Escudero http://laacequia.blogspot.com
33 Rafael García Almazán http://rafa-almazan.blogspot.com
40 Mara Laira (en representación del Demiurgo de Hurlingham http://eldemiurgodehurlingham.blogspot.com
43 Cristina Piñar Morales http://conunasonrisaa.blogspot.com
       45 San http://galisan33.blogspot.com

miércoles, 28 de septiembre de 2016

El gran viaje

Este microrelato que escribí hace unos meses, "El gran viaje", fue uno de los finalistas en el IV maratón de microrelatos de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios de Valencia (Clave) el año pasado, y ahora ha sido publicado en la Antología sobre los recuerdos que ha convocado "Letras con Arte".
Espero que os guste:

 El gran viaje

La luz apareció, y supe que había llegado el momento de abandonar aquel purgatorio oscuro y húmedo donde moraba envuelto de paz, acogido; donde la memoria no se había inventado y los recuerdos morían atrapados en lo que dura un sueño; donde me sentía liviano, como flotando en un colchón de gelatina, sin preocupaciones, sin miedos. Donde simplemente…, estaba.
Un brusco espasmo recorrió mi cuerpo llenándolo a un tiempo de dolor y placer. Aquella luz me llamaba con una intangible fuerza sobrenatural y me vi arrastrado por un camino plagado de aguas torrentosas. Sí, ese era el final a todo cuanto había conocido. Mi hora había llegado. Frágil y entregada, mi alma anhelaba atravesar aquel resplandor que se agigantaba a cada instante, llamándome, tirando de mí. Un miedo ancestral me inundó el corazón al sentir que el tiempo de los milagros había terminado... Y me dejé ir.
Traspasé la luz. Un intenso brillo cegó mis pupilas; un coro de seres blancos danzaban alrededor; entonces, alguien comenzó a golpearme.
Fue aquel instante, sucio, agotado, con los pulmones recién abiertos al llanto, mientras me colocaban sobre el tierno pecho de mi madre, cuando tuve conciencia de que había nacido.


lunes, 12 de septiembre de 2016

Semillas de Invierno



 Semillas de Invierno 

Sin que apenas te dieras cuenta el tiempo se tornó primavera, algo que tus arrugados huesos agradecen, nunca llevaste demasiado bien esos fríos invernales que escurren el ánimo y encogen el alma. Por instantes, te abres a la vida y retomas los viejos paseos, invitado por la soleada tarde convertida en un apacible espejo radiante, y sientes como la brisa del mar acaricia tu rostro ajado por surcos infinitos, devolviéndote lejanas y etéreas sensaciones de felicidad. Al rato, cuando ya cansado te sientas sobre el banco de piedra, abrigado a la sombra de la acacia, observas el jardín reverdecido de colores frescos y luminosos; saboreas la aromática sensualidad de los hinojos y la hierbabuena; admiras los exuberantes matorrales de helechos y madreselvas y te embriagas contemplando el esplendoroso arco iris que forman cientos de seductoras flores resplandecientes: tulipanes, lirios, rosas, orquídeas, narcisos, violetas, incluso la humilde margarita se siente fascinante emergiendo por todos los rincones del parque, atrayendo libidinosamente mareas de animalillos a su cortejo de amor. Y te sientes bien. Es entonces cuando caes en la cuenta del niño que despreocupado corretea por el huerto, se para frente a ti y te mira, te habla y tú le saludas. Con manos temblorosas tocas su rostro, esas mismas manos que un día supieron sosegar quebrantos y enhebrar sueños, y le acaricias las mejillas sonriendo su vitalidad.
Con ternura ves cómo se aleja mientras te arropan brumas de recuerdos: otro niño corretea y salta despreocupado y feliz; eres tú que te sientes tocado por la plenitud de la inmortalidad, y de pronto entiendes que cuanto te rodea solo es parte del ciclo de la vida. Hurgas en tu bolsillo. Allí están las tres semillas de las que brota la luz y germinan vergeles, las que regalan cachos de vida, dispensando esperanzas a quien las posee. Observas de nuevo al chiquillo, son sus juegos los que le llevan de nuevo hacia ti. ¿O quizás no? quizás es el destino quien le atrae, pero allí está. Vuelve a mirarte y tú a sonreírle. Se acerca, acaricias su cabello negro azabache y con disimulo dejas caer las tres semillas en el bolsillo de su pantalón corto. Otra vez se marcha, ahora ya hasta perderse vivaz entre la espesura.
De nuevo contemplas el jardín; al fondo, el mar inunda tus sentidos con aromas de sal, lo aspiras profundamente, cierras los ojos y entiendes que ya no buscas, ahora solo esperas, quizás es por eso que te sientes complacido con la grandiosidad que surge a tu vista, la misma que envuelve el gozo de la primavera y que alimenta la dicha de saborear cada nuevo día regalado. Aunque tú ya sepas que ese día, para ti, será el último.

 La historia continúa en el blog de mi buena amiga Sara O. Durán:  

Este cuento forma parte de una idea de Ibso desde su blog: Camino a Utopía, en el que se van engarzando historias basadas en su relato: "Semillas del corazón", y a quien quiero agradecerle que haya querido contar conmigo.



jueves, 17 de marzo de 2016

Despedida temporal

Buenos días amigos.
Hoy quiero anunciaros que me voy a retirar de toda actividad en las redes (blogs, Facebook, etc.) durante un tiempo que de momento es indeterminado. 
 
No es por ningún motivo preocupante, simplemente necesito alejarme para iniciar algunos proyectos que tengo entre manos. Es algo que ya hice anteriormente y el resultado creo que fue positivo. Soy de los que necesita centrarse en los objetivos, siento que me cuesta más cuando me disperso.
De todas maneras esto no significa que me aísle del mundo. Cuando sea necesario subiré alguna noticia o evento importante, sobre todo si tiene que ver con Sueños de escayola. Seguiré asomándome para compartir, si llega, alguno de los reconfortantes comentarios que me hacéis sobre la novela, así como para daros a conocer las posibles presentaciones del libro que puedan surgir. 
 
Por supuesto también podéis seguir contactando conmigo por cualquier medio, para solicitarme un ejemplar dedicado de alguno de mis libros o para lo que necesitéis. Yo siempre estoy y estaré aquí.
Solo es un simple alejamiento temporal para seguir trabajando.
 
Por último quiero daros las gracias a todos por vuestro acogimiento, vuestros ánimos, vuestro cariño, por ayudarme a tener uno de los años más mágicos e inolvidables de toda mi vida. Las cosas que me han sucedido y que he vivido durante estos casi 365 días no los hubiera imaginado nunca, ni en mis mejores fantasías. Pero bueno, como suelo decir: “Los sueños brillan cuando se desean con ilusión”.
DE CORAZÓN, GRACIAS A TODOS!!!

martes, 15 de marzo de 2016

Las semanas de Sindel - 11 de 52: ¿A donde van?


Semana 11 de 52 ¿A donde van? 


Musas tardías


La jornada comienza a languidecer y un moribundo rayo de sol se cuela cansado por la ventana que cada tarde calienta mi espalda. Yo sigo sentado en mi sillón, la mano en la barbilla, mirando el inmaculado folio en blanco que muestra la pantalla de mi ordenador. Tampoco hoy las musas parecen querer bajar a saludarme. Un café humeante reposa sobre la mesa del escritorio tras el tercer viaje a la cocina. A veces pienso que es el tedio que me asola cuando no encuentro trama que desarrollar el culpable de la abultada redondez de mi cintura.

Por enésima vez miro el correo para distraer la monotonía. Nada nuevo, solo tres mensajes de spam, que borro, y dos PowerPoint que decido abrir más tarde. Me doy una vuelta por Internet y acabo en Facebook, repartiendo “me gustas” a frases de autoayuda y retóricas citas existenciales que nadie entiende pero que quedan solemnes sobre el pétreo rostro de la Madre Teresa de Calcuta, de Rabindranath Tagore o de una puesta de sol en alguna apacible isla del Índico.

Un hormigueo de culpable zozobra recorre mi estómago. Me digo que así no voy a adelantar nada y lo cierro todo mientras en voz alta me digo aquello de “Que las musas te pillen trabajando”. Vuelta a contemplar el folio, que sigue blanco y puro como hace dos horas y media. Por no tener no tengo ni un título con el que bautizar el relato que mañana jueves tengo que presentar. Mi inspiración sigue ausente.

Doy un sorbo al café que ya está tibio y miro distraído las paredes de la habitación. Caigo en la cuenta de que al techo le hace falta una mano de pintura y rio recordando a Serrat. De repente me entran ganas de escucharle. Busco en mi discoteca de MP3 y su reverberante voz me envuelve de sensaciones. Con envidia lamento no tener su virtuosismo para engarzar historias que conmuevan al corazón. De pronto, una de esas canciones me hace arquear las cejas. ¡Hacía tanto que no escuchaba “Una de piratas”!. Mi cabeza se llena de nostalgia evocando aquellos momentos cuando por casa aun correteaban pañales. 

Todos los piratas tienen un temible bergantín, con diez cañones por banda y medio plano de un botín… 
Noto que me pongo melancólico y eso, al final, siempre trae consigo algún estímulo. No hay nada como la emotividad para cazar hadas al aire.

Hace un rato que encendí la luz artificial, la noche ya cayó. Del café solo queda algún poso que ni para leer sirve mientras las canciones de Serrat siguen sucediéndose; ahora suena, “Mi niñez”: 
Tenía un balcón con albahaca y un ejército de botones y un tren con vagones de lata roto entre dos estaciones.

Es entonces cuando siento como la melodía se va fundiendo con mis sentimientos, con mis propios recuerdos, y las palabras surgen. Primero despacio, suave, envolviéndome, pronto las frases se van agolpando de una manera atropellada, mágica, casi diría que son las propias musas quienes graciosamente las van dejando caer:

La llave estaba colocada en la cerradura. Cuando lo abrió, un pequeño nudo se le puso en la garganta. Allí estaban los juguetes que aun recordaba y que hacía tantos años que no veía. Empezó a escarbar entre aquella maraña de objetos de su infancia. Vio sus Mádelman y algunos peluches, entre ellos el viejo Simba, el león que fue su compañero de almohada durante tantas noches, el tren eléctrico, sus antiguos Juegos Reunidos, algunos cuentos troquelados y el álbum de cromos de Vida y Color que tanto le costó terminar. También encontró, bien plegadita dentro de una bolsa y colocada al fondo del baúl, su vieja camiseta de portero de fútbol…

Mis dedos corretean por el teclado, veloces, las ideas brotan de mi cabeza, la historia, comienza a fluir...



*NOTA: A todos cuantos habéis llegado hasta el final de este (algo largo) relato quiero mostraros mi agradecimiento y aprovechar para despedirme temporalmente.
Sindel, querida amiga, no te he seguido en demasiados lunes, pero sí tenía claro que esta despedida pasaría por aquí. Además, me ha inspirado el lema de tu propuesta para hacerlo de una manera más literaria (aunque supongo que todavía subiré otra entrada dando alguna explicación)
"¿A donde van?" preguntas: yo, de momento, a tratar de seguir a mis musas.
Besos a todos y seguimos en contacto.

Mas historias en casa de Sindel Karina